jueves, 30 de octubre de 2014

El Rincón del Aficionado: la fauna ajedrecística

Si una cosa tiene el ajedrez, al menos el tradicional, es que te tienes que sentar frente a un rival convivir con él, sufrir, respirar, emocionarte, en resumen compartir unas horas de tu vida. Rara será la ocasión en la que puedas elegir rival así que tendremos que conformarnos con lo que nos toque y dependiendo de la ocasión tendremos que lidiar con unos especímenes ajedrecistas más o menos agradables.
Si nos centramos en aquellos rivales molestos que componen la fauna ajedrecística tendríamos ejemplares como:
  • El que la tenía ganada. Vamos un clásico. Al acabar una partida que acabas de ganar, tu rival te intenta convencer de que si en vez de aquella jugada hubiese jugado aquella otra te machaca, y si se lo refutas pues se va más atrás en la partida y te pone otro ejemplo, así hasta el infinito y más allá. Aquí hay que tener paciencia, yo los dejo hablar. Si se ponen muy pesados y en casos extremos les confirmo que sí, que si en vez de 1. e4 hubiese jugado 1. d4 me hubiese ganado seguro.
  • El ruiditos. Que asombrosamente solo se producen cuando te toca jugar a ti. Los hay de lo más variado: mocos, tos, con el boli, con la pierna, tarareos, e incluso la combinación de varios de estos. Aquí hay poco que hacer…, te ha tocado. Hay que fastidiarse e intentar ganar la partida.
  • El especulador. Es aquel que tiene la partida perdida pero sigue jugando especulando con los apuros de tiempo. No es muy elegante, pero cada vez se da más. Aquí hace falta nervios de acero y tranquilidad. Utilizar el incremento para reflexionar lo justo en cada jugada, ir recuperando tiempo y avanzando en la partida. Al final nuestro rival dará su brazo a torcer.
  • El mala leche. Es aquel que entiende el ajedrez como un tema a vida o muerte. No te habla, te da la mano por obligación y te mira como si te quisiese matar. Yo a estos tíos no los entiendo. Sentimiento reciproco y se acabó.
  • El comiditas. A ver, yo entiendo que si vas a estar jugando cuatro o cinco horas necesites reponer fuerzas, pero de ahí a llenar el tablero de migas hay un buen trecho. Creo que dependiendo de la gravedad puede ser denunciable al árbitro. Nada en contra de los que se apartan de la mesa de juego para merendar.
  • El caminante. Y no me refiero  a una famosa serie de televisión, aunque hay alguno…, me refiero a aquellos que están siempre paseando. Vamos que prácticamente juegas solo. Este espécimen no me molesta mucho, la verdad pienso que se perjudican más ellos mismos con esta actitud. Solo hay que tener una cosa en cuenta: no condiciones tu tiempo de reflexión a sus paseos. Juega cuando tengas que jugar independientemente de si tu rival se acaba de levantar, está sentado o dando vueltas por la sala de juego.
  • El popular. Y no me refiero a ningún partido político, sino aquel que conoce a todo dios, que no para de saludar o van a saludarlo, o está comentando algo con algún colega o haciéndose fotos o … que no para el tío, que confunde ir a jugar al ajedrez con ir al bar a tomarse una cervezas. Tienes dos opciones o le envías una invitación de amistad de Facebook y os hacéis amigos para siempre o le lanzas un par de miradas asesinas a ver si capta.
  • El blogero. Este espécimen de reciente aparición es más peligroso que todos los anteriores juntos. Como si no fuese suficiente perder una partida luego te la tienes que encontrar analizada como si fuese un encuentro del campeonato del mundo y publicado en twitter, Facebook, su blog y todos aquellos sitios que se le ocurran a tu rival. Lo que único que puedes hacer con estos es ganarles, con esto te aseguras que la partida no verá la luz.
Seguro que hay más pero creo que estos son los principales. Y vosotros, ¿conocéis algún espécimen ajedrecístico más?  

No hay comentarios:

Publicar un comentario