miércoles, 30 de marzo de 2016

Karjakin resurge en pro de un sueño




El 29 de septiembre del 2015 no fue un día cualquiera en Bakú. La ciudad tenía un ambiente festivo. Ciertamente no era casualidad que se estuviese disputando allí la Copa del Mundo de ajedrez. Azerbaiyán es de esos pocos países donde la locura por el ajedrez iguala a la del futbol. La Copa del Mundo, ese torneo por eliminatorias donde 128 jugadores se enfrentan entre ellos hasta que solo quede uno en pie, había llegado a las semifinales. El local de juego, otrora abarrotado, estaba prácticamente vacío. Solo dos jugadores se habían dado cita en la sala Grand Ballrom del hotel Fairmont para disputar el desempate que daría acceso a la final.

Sergey Karjakin durante el torneo de Tata Steel 2016 (Foto: Fred Lucas)
Sergey Karjakin durante el torneo de Tata Steel 2016 (© Fred Lucas)

Sergey Karjakin sabía que se enfrentaba a uno de los días más importantes de su carrera ajedrecística. No había conseguido ganar al hombre de moda, Pavel Eljanov, en las dos partidas a ritmo clásico y ahora, en la jornada de desempate, debería hacerlo a rápidas. Era un día crucial. Acceder a la final de la Copa del Mundo no solo daba la oportunidad de ganarla llevándose así un sustancioso premio de 107.000€, acceder a la final de la Copa del Mundo le aseguraba una plaza en el Torneo de Candidatos y eso, eso, para Sergey Karjakin era lo más valioso. 

No estaba siendo un  buen año para Karjakin, al menos, en lo profesional. Su reciente matrimonio con Galia Kamalova y su pronta paternidad le estaban proporcionando una reconfortante estabilidad en lo personal pero los éxitos no llegaban. Es más, había sido expulsado de su ámbito natural, ese círculo cerrado, casi endogámico de la superélite del ajedrez. Ese grupo al cual pertenecía por derecho propio le estaba cerrando las puertas. No solo ya no estaba entre los diez primero del mundo sino que había sido excluido del Grand Chess Tour lo cual implicaba no formar parte de tres de los torneos más importantes del calendario ajedrecístico: el London Chess Classic, la Sinquefield Cup y Norway Chess. ¡Apartado del Norway Chess! Por Dios, un torneo que había ganado por dos veces, delante de las narices del mismísimo Magnus Carlsen y en su casa.

Sergey Karjakin y su esposa Galiya Kamalova durante el Torneo de Candidatos ©Amruta Mokal
Sergey Karjakin y su esposa Galiya Kamalova durante el Torneo de Candidatos (©Amruta Mokal)

Y allí ante él tenía la oportunidad de volver a entrar en el círculo. Tan solo tenía que derrotar a Pavel Eljanov y, el Gran Maestro más joven de la historia, Karjakin consiguió el título con 12 años y 7 meses, volvería al lugar al que pertenecía. Pero no iba a ser fácil. Pavel, de hecho, empezó ganando la primera partida. Unas tablas en la siguiente y Karjakin quedaría eliminado. Pero el ruso, porque Karjakin es ruso, ya que aunque nació en Crimea solicitó la nacionalidad rusa en 2009, no se arrugó. Ganó la segunda partida y forzó otra tanda de desempates. 

El tiempo del que disponían los jugadores cada vez era menor. Si en la primera partida ambos contendientes disponían de 25 minutos con un incremento de 10 segundos por jugada en esta segunda solo podrían contar con 10 minutos más 10 segundos de incremento. Karjakin consiguió la victoria en la primera partida pero entró en una posición totalmente perdida en la segunda. Perder significaría otra tanda desempates, menos tiempos por partida y quién sabe, tal vez, quedar eliminado, perder el tren, abandonar su sueño.



Sergey Karjakin y Pavel Eljanov durante las semifinales de la Copa del Mundo
Sergey Karjakin y Pavel Eljanov durante las semifinales de la Copa del Mundo

Fue allí donde apareció el niño prodigio. Ese que aprendió a jugar al ajedrez antes que a escribir o que decidió hablar ruso sin tomar clases simplemente memorizando palabras y estructuras gramaticales. La increíble mente de ese niño prodigio apareció para percibir que en esa posición perdida se había hecho una triple repetición. Y en ese momento, con la presión de una partida rápida y sin tener apuntadas las jugadas en una planilla, en ese preciso momento, con una frialdad increíble, Karjakin paró el reloj y le reclamó tablas al árbitro por repetición de jugadas.  Y ahí estaba. Habia conseguido su pasaporte de vuelta a la élite del ajedrez. El paso a la final de la Copa del Mundo, que a la postre ganaría, y el acceso al torneo de ajedrez más exclusivo del planeta: el Torneo de Candidatos. 

Karjakin y Anand en el Torneo de Candidatos. ¿Relevo generacional? (©Amruta Mokal)
Karjakin y Anand en el Torneo de Candidatos. ¿Relevo generacional? (©Amruta Mokal)

El resto de la historia es bien conocido. Karjakin se preparó a conciencia para el Torneo de Candidatos. Era su gran oportunidad. Llevó a tal extremo su preparación que entre la Copa del Mundo y el Torneo de Candidatos tan solo participó en el Tata Steel Chess donde el ruso antes de empezar ya anunció que no iba a realizar un buen papel. Quedó noveno. A tal punto llevó Sergey Karjakin su preparación que en la partida que lo enfrentó a Anish Giri, un rival directo para el candidatos, empezó con 1. b3 con el objeto de no dar ninguna pista a su contrincante.


Sergey Karjakin con el trofeo que lo acredida como campeón del Torneo de Candidatos 2016
Sergey Karjakin campeón del Torneo de Candidatos 2016

Casi cinco meses después de reclamar esas tablas por triple repetición en la Copa del Mundo, el 28 de marzo del 2016, Sergey Karjakin ganaba el Torneo de Candidatos. Cuajaba una actuación casi perfecta, cuatro victorias y tan solo una derrota contra un Anand que en esa partida brilló como en los viejos tiempos. Karjakin se ha ganado el derecho a desafiar a Magnus Carlsen. Pero Karjakin no solo ganó el derecho a retar a Magnus Carlsen, se embolsó 95.000€ por ganar el torneo, compartirá con Magnus la bolsa de 1 millón de euros del campeonato del mundo, y en el supuesto de que pierda se asegura una plaza para el próximo Torneo de Candidatos. No está nada mal para cinco meses de trabajo.

Magnus Carlsen y Sergey Karjakin se conocen desde hace mucho tiempo (© David Llada)
Magnus Carlsen y Sergey Karjakin se conocen desde hace mucho tiempo (© David Llada)

Se confirma un cambio de guardia en lo más alto del ajedrez mundial. Los dos niños prodigio de los 90 se enfrentarán por el título de campeón del mundo. Los dos con un estilo de juego muy similar, partidas posicionales a largo plazo. Con un juego maquinal, virtuosos de la defensa e inmensos en los finales. Este noviembre en New York habrá un auténtico choque de titanes. El favorito, sin duda, Magnus Carlsen. Más bien, yo en su caso me empezaría a preocupar. El nuevo aspirante al título es ruso, joven, lleva toda su vida preparándose para esto y se lo va a poner muy, muy difícil. 



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